miércoles, 3 de septiembre de 2014
Aquel verano: La aventura de madurar
Tras un par de meses sin publicar críticas de cómic más o menos pormenorizadas -con la salvedad de la sección de los lunes dedicada a Batman o las últimas entregas de La Comicoteca-, y debido en buena parte al tiempo que nos llevó la preparación y realización del curso universitario de verano sobre cómic, retomamos el ritmo más o menos habitual de tal menester en este vuestro blog con una de las mejores obras publicadas en este verano que está a punto de terminar. Nos referimos, precisamente, a la novela gráfica Aquel verano de Mariko y Jillian Tamaki, publicada por La Cúpula el pasado mes de julio.
Había mucho interés y curiosidad por leer lo nuevo y muy reciente -es de este mismo año- de esta pareja de primas de nacionalidad canadiense y origen japonés. No es para menos, dada la gran satisfacción que supuso el descubrimiento del particular mundo creativo de ambas en la magnífica Skim (editada por estos lares en 2009, también por La Cúpula). En las páginas de aquel debut, que ya era una muestra palpable de que estas autoras "trabajan en tal armonía que parecen ser un único creador" -en acertada apreciación de un crítico de Comic Book Resources-, el lector se convertía en cómplice y voyeur de un relato que no era sino el retrato de una adolescente problemática y repleta de dudas... como son (o hemos sido), al fin y al cabo, la mayoría de adolescentes.
Ahora, en Aquel verano, las Tamaki insisten en la misma temática para llevarla un poco más allá: la protagonista de esta historia de iniciación y evolución hacia la madurez es Rose, una adolescente que como cada verano viaja junto con sus padres a la playa de Awago Beach. Allí, también como cada verano, se encuentra con su amiga Windy, un par de años menor que ella y a la que considera casi como la hermana pequeña que nunca tuvo. Las dos jóvenes tratarán, como hacen siempre, de pasar ese período vacacional de la mejor manera posible: aburriéndose lo menos posible, bañándose, jugando en la arena de la playa o alquilando en el videoclub del lugar películas de terror no recomendadas para menores (el relato está repleto de referencias explícitas a títulos como La matanza de Texas, Tiburón, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street)... Pero, por vez primera y debido a que cada año son un poco mayores que el anterior, en sus conversaciones aparecen por fin las confidencias centradas en el otro sexo...
No obstante, hemos de hacer constar en acta que pese a los elementos comunes con la previa Skim las autoras no se repiten; muy al contrario, evolucionan favorablemente a la hora de reflejar las relaciones interpersonales que se dan entre sus personajes, y en este caso destaca en particular, además de la amistad entre Rose y Windy, el dibujo de la relación que mantiene la primera con sus padres, y la complicada situación que viven estos últimos vinculada a un acontecimiento que el lector no tardará en descubrir. Todo ello se ve captado en el libreto de Mariko Tamaki, que no se olvida de otros personajes al que el término de secundarios no haría toda la justicia que se merecen, con gran sensibilidad y un alto grado de verosimilitud.
Por su parte, Jillian Tamaki, suponemos que en confabulación artística con su prima y con un empleo visualmente fascinante de las tonalidades del color azul, salpica el relato de ilustraciones a doble página que suponen explosiones de belleza plástica que sorprenden al lector, y compone las páginas con una distribución de viñetas que deja lugar a los espacios en blanco (algo que ya se exploraba en Skim) y donde demuestra un dominio absoluto a la hora de plasmar elementos diegéticos como los silencios o muy especialmente el paso del tiempo.
En resumidas cuentas: Aquel verano es una obra bellísima, que se lee con sumo placer de una sentada pese a superar con creces las trescientas páginas, y cuyo interés también va en aumento conforme avanza la lectura aunque se trate de un relato intimista y no una historia de suspense o intriga (aunque algo de ello hay también). Además, es una de esas novelas gráficas en las que, como sugeríamos al principio, es imposible separar lo que se cuenta de cómo se cuenta, y donde guion y dibujo son dos piezas ensambladas a la perfección que acaban formando un todo indivisible. Por tanto, estamos ante una obra de madurez, tanto en lo referente a Rose como personaje como en lo relativo a Mariko y Jillian Tamaki como autoras de cómic.
Lectura recomendabilísima, pues, para cualquier lector con un mínimo de sensibilidad, y también para todo aquel interesado en el mundo del cómic que quiera saber de primera mano qué es lo mejor de lo que se cuece ahora mismo en el panorama de la novela gráfica internacional. Y como un último apunte, destacar las excelencias de la edición patria, con estupendas traducción y rotulación de Natalia Mosquera e Iris Bernárdez respectivamente, y un diseño de maquetación bellísimo que ayudan todavía más si cabe a convertir la lectura de Aquel verano en una de las experiencias más gratas de, en efecto, este verano al que le queda poco para desaparecer.
Título: Aquel verano
Autores: Mariko Tamaki (guion) / Jillian Tamaki (dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: julio de 2014
324 pp. (bitono) - 24,90 €
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