Los lectores de este vuestro blog más perspicaces y a la vez más veteranos quizás hayan advertido que de un tiempo a esta parte no se publican en él críticas de estrenos cinematográficos como en el pasado: las últimas fueron las de la interesante
Templario y la lamentable
La víctima perfecta, y de eso hace ya casi un año... coincidiendo además con las largas vacaciones estivales. Y es que el tiempo libre del que dispone un servidor es limitado, y últimamente he decidido orientar esta página más hacia la crítica de cómic porque es un tema que cuenta con muchísimo menos volumen en la red, donde los comentarios sobre el séptimo arte (ya sean de críticos más o menos profesionales, ya de gacetilleros de segunda) abundan por doquier.
La primera secuencia de Batman como tal en el film
Pese a ello, sentía que con
El caballero oscuro: La leyenda renace debía hacer una excepción, algo que ni llegué a contemplar ante estrenos como
Los Vengadores o
The Amazing Spider-Man, pese a ser un fanático declarado de Marvel en general y de nuestro amistoso vecino el Trepamuros en particular. Y debía hacer una excepción no ya porque en su día comentara las entregas anteriores de la saga (
Batman Begins y
El caballero oscuro), sino porque se lo debía a su director: Christopher Nolan. Un realizador que después de las decepciones a las que me sometió M. Night Shyamalan con
La joven del agua primero y sobre todo con la mediocre
Airbender después, se ha convertido (como ya destaqué
en alguna ocasión) en mi director de cine
mainstream y comercial favorito..
. con permiso de David Fincher, por supuesto.
Selina Kyle / Catwoman es uno de los nuevos fichajes de la trilogía
Pero no solo se lo debía como cinéfilo, sino también como veterano lector de cómics de superhéroes. Porque con su trilogía protagonizada por Batman, el realizador que debutara con
Following ha logrado lo que no consiguieron antes directores de diferente valía como Richard Donner, Richard Lester, Tim Burton, Joel Schumacher, Sam Raimi, Bryan Singer, Ang Lee, Mark Steven Johnson, Jon Favreau o Joss Whedon; ni siquiera James McTeigue y Zack Snyder versionando los personajes enmascarados creados por Alan Moore en, respectivamente,
V de Vendetta y
Watchmen. Con la ya llamada "Trilogía del Caballero Oscuro", Christopher Nolan ha hecho del género superheroico, que cuenta con un gran número de obras maestras en el noveno arte, uno más entre los distintos géneros cinematográficos, capaz de codearse en igualdad de condiciones con cualquier otro, y susceptible de interesar por sí mismo a espectadores alejados del mundo del cómic pero con interés por ver y capacidad para apreciar un gran film. Y es que esta trilogía puede y merece considerarse por méritos propios como "
El Padrino de las películas de superhéroes".
El novato John Blake y el veterano Jim Gordon: la Policía de Gotham
Teniendo esta comparación más que pertinente en cuenta, resulta difícil hablar de esta tercera y última entrega del
Batman de Nolan sin recurrir continuamente a sus dos predecesoras: de la primera, estrenada en 2005, retoma el plan criminal de justicia fascista elaborado por el mesiánico Ra's Al Ghul en la medida en que Bane y la Liga de las Sombras parecen ser los herederos naturales de aquel; de la segunda, que pudimos ver en 2008, continúa relatando la condición de proscrito de un Batman retirado desde hace ocho años al haber asumido como suyos los crímenes de un Harvey Dent destinado a seguir siendo en la memoria de los gothamitas el héroe popular que la ciudad necesita, muy alejado de su álter ego Dos Caras. Pero no solo por eso es vital recordar aquellas dos cintas: lejos de ofrecer, como la mayoría de cineastas en estos casos, un par de secuelas al uso en las que explotar el éxito del
blockbuster inicial añadiendo un par de novedades sin importancia, por lo general algún personaje nuevo o algún giro inesperado, Nolan ha confeccionado una historia dividida en tres partes, que se desarrolla de forma lógica desde el mismo arranque de
Batman Begins, con un Bruce Wayne niño que cae en la futura Batcueva repleta de murciélagos, hasta el desenlace de esta tercera película, donde muchos lectores fundamentalistas han querido ver una traición a la esencia del personaje que, francamente, yo no veo. Sobre todo, si tenemos en cuenta que este es
el Batman de Christopher Nolan, una versión de un personaje inmortal a priori tan válida como las de Burton, Schumacher... o las de su creador Bob Kane, Dennis O'Neil & Neal Adams,
Steve Englehart & Marshall Rogers o
Grant Morrison & Frank Quitely.
Wayne retoma su carrera como Batman impulsado por los acontecimientos
Volvamos al medio que sirve de origen al proyecto: como cualquier aficionado a los cómics de Batman apreciará,
El caballero oscuro: La leyenda renace toma elementos de varios de los relatos más populares del personaje. Así, si en las entregas anteriores podían apreciarse ecos del
Año Uno de Frank Miller y David Mazzucchelli (el origen del protagonista, la lucha de Jim Gordon contra la corrupción de Gotham) o de
La broma asesina de Alan Moore y Brian Bolland (todo lo referente al personaje del Joker, memorable
Heath Ledger), en esta ocasión es otro tebeo de Miller,
El regreso del caballero oscuro, una de las referencias fundamentales, en cuanto a tratar la figura de Batman como un héroe retirado que regresa en una situación de excepción, más allá de que el personaje de Miller fuese un Bruce Wayne sexagenario. Sigue tomando algún que otro elemento del citado
Año Uno (el personaje de Selina Kyle / Catwoman, por ejemplo), y también, claro, se inspira en "La caída del murciélago", saga que mostraba al cruzado enmascarado de Gotham en uno de sus momentos más difíciles, y a la postre uno de sus habituales
descensos a los infiernos (¿recuerdan el reivindicable
The Cult de Jim Starlin y Bernie Wrightson?) en manos de un Bane desatado que le rompía la espina dorsal; así como de "Tierra de nadie", en la que el gobierno de los Estados Unidos abandonaba a su suerte a una Gotham City convertida en la manzana más corrupta del cesto. Hay que destacar también que, aparte de estas historias, los hermanos Nolan (Jonathan, hermano del realizador, es co guionista del film) y David S. Goyer (co autor de la historia inicial) toman un elemento fundamental de otra serie de relatos de Batman, que nos cuidaremos mucho de citar para no aguarle la sorpresa final al público... aunque los lectores más veteranos, sobre todo si han seguido el curso de la preproducción del film por Internet ya sabrán por dónde van los tiros.
Morgan Freeman y Marion Cotillard: el casting, uno de los aciertos de la saga
Ahora, olvidémonos de estas historias, porque el presente film, en realidad la trilogía al completo, pueden disfrutarse al margen de los cómics que la inspiraron gracias sobre todo a la labor de Nolan tras las cámaras, que acerca su obra al
thriller neonoir a lo Michael Mann mucho más que a los relatos tradicionales de superhéroes. También tienen buena parte de mérito los integrantes del reparto que ha reunido para la ocasión, compacto y consistente como muy pocas veces se ve en la pantalla: más allá de la presencia anecdótica de un recuperado Liam Neeson como Ra's Al Ghul y de Cillian Murphy como el doctor Jonathan Crane (alias El Espantapájaros), que repite el cameo de
El caballero oscuro, aquí en plan juez alocado a lo Lewis Carroll y que se convierte así en el único villano presente en los tres filmes, debe señalarse al soberbio Bruce Wayne / Batman compuesto por Christian Bale como figura central, así como a tres actores de la talla de Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman (en la piel, respectivamente, del mayordomo Alfred Pennyworth, el inventor y consejero Lucius Fox y el comisario James Gordon) como los tres férreos pilares que lo sustentan. Junto a estos personajes recurrentes, los nuevos fichajes son, por una parte, Anne Hathaway como Selina Kyle,
aka Catwoman, que fue la elección más controvertida del reparto pero que a la postre demuestra con su estupenda labor que la confianza que pusimos en Nolan no caía en saco roto; por otra parte, repiten tres actores que ya estaban presentes en
Origen, el anterior film de Nolan: Tom Hardy como Bane, el villano de la función; Marion Cotillard como Miranda Tate, nueva ejecutiva en la junta de las Empresas Wayne; y, finalmente, Joseph Gordon-Levitt, que aquí está espléndido y cuyo personaje del policía novato John Blake (creado como tal para la ocasión y no presente en los cómics) será, lógicamente vista la conclusión del film, el que más dará que hablar.
Joseph Gordon-Levitt encarna a Blake, el novato protegido de Gordon
De entre todos ellos, merece una mención especial Bane, como némesis directa del Hombre Murciélago, ya que, por su parte, Catwoman juega el papel ambiguo que suele desempeñar
en los cómics, como ya lo hicieran a principios de los noventa Burton y Michelle Pfeiffer en
Batman vuelve, y de forma parecida al rol desempeñado por Harvey Dent en el film anterior poco antes de su tercio final. Por vez primera (y última) en la saga, después de tres villanos que jugaban más a la manipulación psicológica y que se apoyaban mucho en sus secuaces, como es el caso de Ra's, Crane y el mismísimo Joker, Bane se convierte en un enemigo brutal en un par de enfrentamientos cuerpo a cuerpo (aunque cuente también con el apoyo de un buen número de acólitos): si el primero de ellos se salda con la consabida derrota de Batman, que justifica los derroteros que toma entonces el relato, el segundo es de una poderosa fisicidad, una lucha sin cuartel, llena de ruido y de furia, como no se había visto antes en toda la saga.
Bane vs. Batman: una lucha sin cuartel
Una lucha que, además, responde al signo de los tiempos, porque como muchas grandes películas de la historia del cine, es como es por el momento en el que ha sido concebida: escuchar las palabras de Selina Kyle a Bruce Wayne ("Pronto os preguntaréis cómo pudisteis disfrutar de tantas cosas durante tanto tiempo dejando tan poco a los demás") y no pensar en la crisis económica mundial que nos atenaza (a unos más que a otros), es totalmente imposible. De esta forma, la posición de Batman y Bane como, respectivamente, (super)héroe y (super)villano del relato es más que discutible, dado que el primero parece ser una herramienta del sistema por conservar el
statu quo y el segundo el revulsivo que la sociedad pide a gritos. Así,
El caballero oscuro: La leyenda renace acaba por jugar en la misma liga que otros grandes filmes, como
Centauros del desierto o
Taxi Driver, en los que sus creadores apostaban por poner sobre el tapete discursos susceptibles de toda sospecha y generadores de polémica.
"Se avecina tormenta, Sr. Wayne..." (Selina Kyle, anunciando lo inminente)
Podríamos seguir destacando virtudes de un film (o una trilogía) que no carece precisamente de ellas; pero nos limitaremos a destacar
la partitura original de Hans Zimmer, esta vez en solitario y sin la ayuda de James Newton Howard, de la que algunos han señalado que es demasiado omnipresente en el film pero que me parece todo lo obsesiva y ceremonial que el relato demanda. También podríamos destacar algún agujero de guion, si bien esto lo dejamos en manos de esos aficionados que se han posicionado en contra del film y que parecen obsesionados por juzgarlo de acuerdo con una verosimilitud de lo más estricta, como jamás se lo pidieron a otras películas del género... Signo inequívoco este de que los
Batman de Nolan vuelan muy alto por encima de muestras anteriores del mismo, y por lo que resulta en cierta medida lógico que se le pida lo que no se le pidió a aquellas.
El film relata la caída del Hombre Murciélago... y su posterior ascensión
Pero, francamente, prefiero dejarlo aquí, a la espera de revisar el film dentro de unos meses, ya en versión original y, sobre todo, sin el peso de unas expectativas que eran muy altas... a pesar de que contra todo pronóstico no jugaron en su contra, al menos para el que esto suscribe. Y es que "la Trilogía del Caballero Oscuro" de Christopher Nolan me parece una obra maestra del cine... Desde luego, lo es del cine de superhéroes (es sin duda su culmen junto con un relato original y apócrifo:
El protegido de, precisamente, M. Night Shyamalan); pero, por momentos, llego a pensar que es también una obra maestra del séptimo arte en general. Por lo tanto, como aficionado al cine y a los cómics por igual, solo puedo añadir: gracias, señor Nolan, por una experiencia inolvidable.