Dos de los últimos estrenos cinematográficos del año han llenado los cines de espías y agentes dobles, si bien se trata de dos largometrajes visualmente antitéticos: por un lado, Tomas Alfredson adapta a John le Carré en El topo; por otro, Brad Bird, el director de Los Increíbles y Ratatouille, debuta con actores de carne y hueso en la cuarta entrega de Misión imposible, a mayor gloria de la star Tom Cruise.
A ambos títulos está dedicada la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:
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