Al realizador M. Night Shyamalan siempre se le ha acusado de vanidad y prepotencia, a partir de algunas declaraciones suyas y sobre todo desde que se autoconcediera un papel de importancia -pese a sus obvias limitaciones como actor- en su fallida La joven del agua (por otro lado, hasta hace bien poco su peor película). Llegado este momento no se le ha ocurrido nada mejor que poner en marcha un proyecto que podría dar todavía más argumentos a favor de sus detractores.
Por lo visto, fruto de su ingente creatividad, a Shyamalan se le ocurren más ideas de las que puede llevar él mismo a la gran pantalla; de ahí que haya puesto en marcha una suerte de productora llamada The Night Chronicles, que se encargará de realizar filmes de género fantástico a partir de ideas concebidas por el autor de El sexto sentido pero que otros se encargarán de escribir y dirigir.
De momento, The Night Chronicles contará con tres producciones de cara a comprobar el interés del público potencial por lo que pueda ocurrírsele a este realizador que, al menos comercialmente, ha vivido tiempos mejores: compárese el interés despertado por El protegido o Señales después del gran hit que supuso El sexto sentido con la creciente desidia con la que han sido recibidas producciones como la citada La joven del agua, El incidente o la reciente Airbender: el último guerrero. La primera de estas cintas producidas por la factoría de Shyamalan es Devil, que se estrenará en España el próximo mes de febrero con el ridículo título de La trampa del mal y que un servidor ya ha tenido la oportunidad de ver.
Pongamos las cartas sobre la mesa desde el principio: sin ser nada del otro jueves, Devil es mucho mejor que las últimas películas dirigidas por Shyamalan, con la excepción de la estupenda e incomprendida El incidente. Film de mediano presupuesto con vocación de serie B -precisamente como la citada cinta con Mark Wahlberg-, e interpretado por actores de segunda fila cuando no directamente desconocidos, está dirigido por John Erick Dowle y coproducido por su hermano Drew, el mismo tándem creativo que está detrás de la celebrada (e inédita aquí, para variar) The Poughkeepsie Tapes y de Quarantine (ya saben, el remake yanqui de nuestra REC).
Devil parte de una de esas premisas que sirven por sí mismas, a modo de tag line, para vender el producto: en un lujoso edificio de oficinas, cinco individuos se quedan atrapados en un ascensor, y uno de ellos no es quien dice ser... sino que podría tratarse del mismísimo Diablo. Alrededor de esta situación se mueven un par de policías que se han acercado al complejo para resolver lo que aparenta ser un suicidio, así como los guardias de seguridad y un operario del ascensor.
Conforme avanza la investigación, el espectador va descubriendo que independientemente de quién sea el presunto Satanás ninguna de las cinco personas atrapadas es precisamente trigo limpio y que todas tienen mucho que ocultar. La intriga que se desarrolla alrededor de estos prisioneros provisionales está bien llevada, y el realizador saca todo el provecho posible de un espacio tan reducido como ambiente opresor, subrayado por la claustrofobia que padece un agente de seguridad del edificio, a la sazón uno de los cinco sujetos encerrados en el ascensor.
Y es que, aunque la premisa expuesta pueda parecer atractiva, lo mejor del film reside en la téncica con la que está ejecutado el film, desde unos títulos de crédito iniciales verdaderamente fascinantes (pese a la sencillez de la idea: planos aéreos de la gran ciudad invertidos de manera que el cielo queda abajo y los rascacielos arriba), hasta la estupenda fotografía de Tak Fujimoto, así como muy especialmente la partitura original de Fernando Velázquez: habitual del género fantástico -como demuestra su colaboración en filmes como El orfanato, Eskalofrío, Sexykiller, El mal ajeno o la reciente Los ojos de Julia-, el español compone una partitura de reminiscencias hitchcockianas en la medida en que recuerda de forma muy emocionante y emotiva al trabajo, grandilocuente y exasperante en el mejor sentido de los términos, del añorado Bernard Hermann.
Por lo demás, hay que señalar que precisamente cuando aparece la moralina más propia de una secta religiosa de segunda o de productos de filosofía new age para el consumidor medio, muy propia de la obra de Shyamalan hasta en sus mejores trabajos -recordemos el tema de la segunda oportunidad en El sexto sentido, los lazos familiares de Señales, el conservadurismo frente a los avances tecnológicos de El bosque o el mensaje ecologista de El incidente-, es cuando Devil pierde parte de su interés y se revela como una producción imperfecta hasta para sus limitadas pretensiones.
Pero, como decíamos, Devil funciona como divertimento y cuenta con algunos aspectos de indudable interés, entre ellos comprobar cómo está muy por encima de producciones fallidas como La joven del agua o muy especialmente Airbender: el último guerrero, que he tenido la oportunidad de ver y que ha servido para corroborar mis más bajas expectativas.
Tengo que confesar, para ser justo, que desconozco la serie original de la que parte el film de Shyamalan -dejémoslo claro: su peor obra hasta la fecha-, pero se podía confiar en que este supiera atraer al espectador profano tanto como al especializado. Pero no: Airbender no funciona ni siquiera como espectáculo para todos los públicos, y el atractivo envoltorio formal sirve para entretener a la platea solo durante los primeros minutos de la proyección: una vez superada la sorpresa inicial, somos testigos de un relato simplista y sin ningún tipo de matices alrededor del enfrentamiento entre distintos pueblos vinculados a los cuatro elementos naturales... Es decir, el sempiterno enfrentamiento entre el Bien y el Mal adornado por efectos especiales de (pen)última generación que ya no fascinan, por sí solos, a nadie.
Ahora queda esperar con qué nos va a sorprender M. Night Shyamalan, en quien tengo que aclarar todavía albergo esperanzas de redención porque tres obras maestras como El protegido, Señales y El bosque (que lo convirtieron sin esfuerzo aparente en el director de blockbusters que mejor sabe rodar en Hollywood) y dos trabajos tan interesantes como El sexto sentido y El incidente son currículo más que suficiente como para ganarse cierta confianza en el futuro. Pero sería triste que la próxima masterpiece de Shyamalan sea una nueva "crónica nocturna" y ni siquiera venga firmada (ni filmada) por él.
Podría estar de acuerdo con su opinión de Airbender, que a pesar de que no me desagradó tanto como el grueso de la opinión piensa, he de reconocer que es un producto muy fallido y que no está a la altura de su director.
ResponderEliminarDonde no estoy de acuerdo es con la idea de que La joven del agua sea una película fallida. Para mi comparte podio con las otras tres pelis más reconocidas.
A mi es que también me gusta la Joven del Agua, que le voy a hacer.
ResponderEliminarPor cierto, ¿qué ya ha podido ver? como aprueben la Sinde usted se caga, ¿eh?
:-P
A mí también me gustó "La joven del agua". Mucho más que "El bosque" (y que "Señales", si me apuras...) Con todo, "El protegido" siguen siendo mi favorita de M. Night. Aún no he visto "Devil", pero lo de "Airbender" es de juzgado de guardia...
ResponderEliminarAdrián: De eso nada: viajé a Nueva York y compré el DVD original, impuestos incluidos. ¿Sinde? No conozco a ese señor...
ResponderEliminarOsukaru y Jero: esa es la riqueza del cine, que para gustos los colores...