martes, 27 de enero de 2009

Bodrios que hay que ver: The Spirit

Sí, leen ustedes bien: después de nosecuántos bodrios que hay que ver -debemos andar ya por los ochenta engendros reseñados-, todos ellos disfrutados y/o padecidos desde nuestro cómodo sofá reclinable, ahora le toca el turno a un estreno reciente en la cartelera española. Y es que ya nos avisó de ello el bueno de Rash, un visitante asiduo de este vuestro blog, en los comentarios del repaso a "Lo más peor del 2008", aunque no nos lo queríamos creer.



Pero sí, sí y sí: Rash tenía más razón que un santo, y The Spirit, la adaptación de la obra magna de Will Eisner dirigida por otro autor de historieta, Frank Miller, es un engendro como la copa de un pino, una película nefasta que hay que verla para creerla, un despropósito mayúsculo que solo puede explicarse si su máximo responsable padece alzheimer, parkinson y el síndrome de korsakoff a la vez (y ni aun así).



Ya desde el principio andábamos con la mosca detrás de la oreja: ¿iba a ser capaz, o de poderlo ser iba a querer hacerlo, uno de los dos responsables de Sin City -recuerden: el otro fue Robert Rodriguez, el tonto del sombrero-, una de las películas más esteticistas de la historia del cine, llevar a la gran pantalla como se merecía esta obra canónica del arte secuencial? Nuestras peores sospechas se incrementaron con las primeras fotos que se vieron de su rodaje: mucho disfraz, mucha pantalla verde (para superponer a los actores sobre fondos infográficos), y muy poco recuerdo de las historias originales de Eisner protagonizadas por Denny Colt, policía aparentemente fallecido reconvertido en el enmascarado luchador contra el crimen apodado Spirit.



Pues bien, una vez vista la película se confirman los peores pronósticos: como muy bien explicó Álvaro Pons aquí, cine no es igual a cómic, y una traslación tan fiel de las soluciones formales de Eisner aplicadas a la página impresa no funciona en el arte de los 24 fotogramas por segundo. Si a este insalvable hándicap le añadimos que la historia -algo sobre la sangre de Heracles, un medallón con dos fotografías, una ceremonia de harakiri, un oficial nazi y un perrito que se disuelve, o algo así- es tonta hasta decir basta, pues llueve sobre mojado.



Y si la trama resulta absurda, mejor no hablemos de los diálogos, ridículos como no se habían escuchado en muchos años en una sala oscura. Y es que la inevitable ingenuidad de unos cómics escritos a partir de 1940 con el mayor público posible -los lectores de prensa- en el punto de mira de su autor sigue indemne en esta adaptación. Al parecer Miller ha sido fiel a Esiner en lo que menos tuvo que serlo...



Por otra parte, todo el relato parece una mera excusa para que una extensa nómina de actrices buenorras se paseen por el fotograma para deleite de la platea. Tomen nota: Eva Mendes, Scarlett Johansson, Jaime King, Sarah Paulson, Stana Katic y una internacional Paz Vega... de la que alguien dijo, al verla bailar y muy acertadamente, "la Paz Vega se ha pagado un buen par de cacharras". Todas ellas desfilan ante el espectador con modelitos llamativos, aunque los de Eva Mendes merecen especial atención, y la Johansson parece Mortadelo en los carnavales de mi pueblo.



Hablando de los actores... pues qué podemos decir: que partiendo de un guión y unos diálogos así, ni Laurence Olivier, John Gielgud y James Mason podrían hacer un trabajo respetable. No digamos ya Gabriel Macht, que interpreta a Spirit con el antifaz puesto durante toda la película, imagino que para que no lo encasillemos como protagonista de semejante nadería y así pueda volver a trabajar en Hollywood sin que la gente le escupa por la calle a su paso.



De las chicas, quizá sea Sarah Paulson como Ellen Dolan, la eterna novia de Spirit, la que mejor parada sale, aunque el momento en que Eva Mendes -el primer amor adolescente del protagonista, ahora con unos años y kilos de más muy bien administrados- se fotocopia el culo tiene su gracia. De las demás, Jaime King -como Lorelei, la muerte personificada- apenas sale, y una episódica Paz Vega y una esperpéntica Scarlett Johansson provocan más vergüenza ajena que otra cosa.



Aunque hablando de vergüenza ajena, lo peor de la función es un cargante, cansino y muy asesinable Samuel L. Jackson como el villano Octopus (que en los cómics originales nunca mostró su rostro, y ojalá en la película hubiera seguido así), un criminal megalomaníaco que tiene en su haber las peores frases del film (lo cual es bastante meritorio viendo cómo está el patio) y que, para resultar todavía más cargante, cansino y asesinable se hace rodear de una caterva de secuaces clónicos e idiotizados a cual más clónico e idiotizado.



En fin... háganme caso, y ahórrense los siete euros de la entrada, porque ni descargada de la red tiene su gracia, así que imagínense viéndola después de retratarse en taquilla. Y me gustaría pensar que Frank Miller aprenderá de su error y volverá a lo que mejor se le da hacer, escribir cómics -aunque algunos aducirán que lleva años sin parir nada de la talla de Ronin, Batman: El regreso del Señor de la Noche, Elektra: Asesina o el primer Sin City, y llevarán mucha razón-... pero los rumores son aciagos y parecen indicar que el muchacho ya prepara The Spirit 2. Pues que el Señor le perdone, porque yo no puedo.

Y que sepan que como no me hagan caso y vayan a verla se les va a quedar la cara como el de la izquierda:

2 comentarios:

  1. No, si la foto que has puesto de Samuelín ya acojona lo suyo.
    Vamos, que ni la alquilo un sábado por la tarde y me dedico a rascarme los guevecillos, que será más culturizante, ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Anónimo11:39 a. m.

    Yo sigo diciendo que la unica opcion cuerda es verla ebrio.

    El bueno de Miller que es modesto y quiere acabar con su leyenda primero el All-Star Batman & Robin, esta "joyita", su prometido Batman Vs Bin Laden..

    P.D.:
    "El tonto del sombrero"... :) un gran momento chanante.

    ResponderEliminar