viernes, 5 de septiembre de 2008

Tom Strong: Los padres putativos de Tom Strong



Uno de los grandes placeres que nos han proporcionado los tebeos populares en general y los universos de Marvel y DC Comics en particular ha sido poder ser testigos de cómo, con el paso de los años, las creaciones originales de autores como Stan Lee, Steve Ditko, Jack Kirby, Bob Kane o el tándem formado por Jerry Shiegel y Joe Shuster caían en las manos, más o menos afortunadas, de sucesivos autores que daban su toque particular -siempre dentro de unos márgenes industriales bastante estrictos- al devenir vital de estas criaturas (ajenas) de ficción.

A menor escala, el universo de ABC Comics de Alan Moore también nos da esa enriquecedora posibilidad, a tenor del material incluido en este quinto volumen de Tom Strong recientemente editado por Norma Editorial. El tomo en cuestión incluye, por vez primera dentro de la colección, material totalmente ajeno a los creadores originales, el guionista Alan Moore y el dibujante Chris Sprouse. Y el resultado es -al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con las historias de Fiona Avery para Rising Stars- más que satisfactorio.



El volumen arranca con el número 26 de la colección original, un estupendo homenaje a los clásicos de la literatura fantástica y de aventuras, en la vertiente protagonizada por los pioneros de viajes verosímiles desde la perspectiva de la física pero a la postre fantásticos, al estilo de la prosa de Jules Verne. En este relato, primorosamente escrito por el autor de Xenozoic Tales, Mark Schultz, Tom Strong y su esposa Dhalua tendrán que negociar con los "Señores del Cielo", dioses primigenios cansados de la vulneración del ecosistema por parte de los humanos, para que la física vuelva a funcionar y los ases del aire puedan volver a pilotar medios de transporte aéreos más pesados que el aire.

La historia en cuestión, que incluye una diáfana lectura ecologista, cuenta con el inspirado trabajo del espléndido dibujante español Pasqual Ferry, que aquí recueda particular y poderosamente a su labor en la miniserie de Adam Strange para DC Comics.



El número 27, el más flojo del volumen pero no por ello desestimable, está escrito por el novelista Steve Aylett y dibujado por Shawn McManus (del que todavía recordamos con agrado su trabajo pretérito con el Dr. Fate), y enfrenta a Tom Strong con Jenny Panic, una chica que trabaja como camarera y que sin saberlo es un puente a mundos alternativos que ella interpreta como sueños. En las 24 páginas de este comic book, el bueno de Tom se verá convertido en una criatura próxima a los seres caricaturescos que pueblan los cartoons, hasta llegar a un final de un romanticismo arrebatador.

Y si decíamos que este relato es el menos satisfactorio del volumen se debe a que el material que sigue es canela en rama; y esto es así gracias al trabajo de los que son, posiblemente, los dos guionistas estrella del cómic norteamericano mainstream (y aquellos que piensen que hablamos de J. Michael Straczynski y Brian Michael Bendis, no digamos ya de Neil Gaiman y Grant Morrison, deberían ponerse las pilas y actualizarse un poco). Hablamos, claro, de Brian K. Vaughan y Ed Brubaker.



De ambos, Brubaker es nuestro favorito, pero hay que reconocer que la aportación del guionista de Y, el último hombre y la reivindicable maxiserie de Mística para Marvel es lo mejor de esta entrega: el relato "I, Pneuman", publicado como número 28 de la colección y protagonizado por el compañero artificial de Tom Strong, supone, a partir de múltiples referencias -empezando por el propio título, un homenaje al Yo, robot de Isaac Asimov-, una revisitación de un personaje secundario pero muy relevante de la colección, redefiniendo su papel y por extensión aportando nuevas lecturas a lo ya narrado.

Vaughan reflexiona sobre la relación entre Strong y Pneuman haciendo referencia a las Leyes de la Robótica promulgadas por el citado Asimov, y a partir de un flashback que relata el enfrentamiento entre el protagonista y su familia con la temible La Mirada Crítica -una estudiante de arte que ha descubierto cómo robar obras maestras de la pintura universal dando vida a las escenas que representan-, enriquece la figura de Pneuman con oscuras implicaciones que ni el lector más avispado hubiese sospechado jamás.



Por si fuera poco, este relato permite al dibujante, un afortunado Peter Snejbjerg, revisitar cuadros como un autorretrato de Van Gogh, El grito de Munch, El matrimonio Arnolfini de Van Eyck o El Jardín de las Delicias de El Bosco, hacer un chiste a costa de Jackson Pollock y valerse de las coloridas secuencias de Andy Warhol para poner punto y final a la lucha que centra la acción de la historia.

No obstante, no desmerece demasiado el trabajo de Ed Brubaker, que en compañía de un estupendo Duncan Fegredo alarga su aportación a dos números de la colección, el 29 y el 30, y que cierran este quinto tomo. El relato en cuestión, "La terrible vida verdadera de Tom Strong", está inspirado y supervisado por el propio Alan Moore, y arranca con el protagonista y su hija Tesla explorando una ignota tumba maya oculta en los Andes para acabar enfrentándose a Eldon Morovia, antiguo esbirro de Paul Saveen (eterna némesis de Strong y los suyos), convertido ahora en un coleccionista de reliquias que dotan de un poder considerable a aquellos que las poseen.



Acusado de querer que todo el universo gire a su alrededor -¿qué cabría esperar del héroe que protagoniza una colección de cómics de estas características?- y de construir el mundo a su imagen y semejanza, Tom Strong tendrá una pesadilla en la que su verdadero nombre es Tom Samson, y su gris existencia está muy lejos de la fabulosa vida del héroe de Millennium City. ¿O es al revés y es Tom Strong la ficción soñada?

A partir de esta dualidad, y a pesar de la resolución que entronca con la tradición fantasiosa de la serie, Brubaker ofrece una interpretación verdaderamente amarga: "El cielo siempre es gris, los políticos siempre mentían, la gente vivía presa de la soledad. La aventura y el sentido de la maravilla no existían... y mi vida era tan vacía (...). Me di cuenta de que un lugar así no podía existir excepto en la mente de un loco". Como pueden comprobar, Ed Brubaker es tan irónico como cínico al manifestar que ese mundo inconcebible para cualquier persona cuerda se parece, lamentablemente demasiado, a nuestro mundo real.



Una vez disfrutado de esta entrega, y sobre todo del magnífico trabajo (y van...) de Vaughan y Brubaker con un personaje ajeno como Tom Strong, solo queda esperar a la inminente publicación por parte de Norma del sexto y último volumen -que incluirá el trabajo de veteranos como Jerry Ordway o el siempre estupendo Paul Gulacy, por no hablar del escritor de literatura fantástica Michael Moorcock- para poner punto y final a esta indispensable edición completa de Las aventuras de Tom Strong de Alan Moore... y compañía.


Título: Tom Strong (volumen 5)
Autores: Varios autores (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: septiembre de 2008
136 páginas (color) - 15 €


(+) Previously on Abandonad toda esperanza, los volúmenes anteriores:
- Volumen 1
- Volumen 2
- Volumen 3
- Volumen 4

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