domingo, 22 de junio de 2008

El increíble Hulk: La Masa Begins



Vaya por delante que a la hora de enfrentarse a la adaptación cinematográfica de un cómic de superhéroes, el espectador ya iniciado tiene una serie de prejuicios y preferencias a priori: todos tenemos nuestros personajes favoritos, y en el caso de un servidor el Hulk de Marvel Comics nunca ha estado entre ellos. De igual manera que me ocurriera con los monstruos que a partir de la literatura universal y el folclore consolidaran las películas de la Universal, y donde el interés que despertaba el conde Drácula de Stoker (esto es, el de Browning) era muy superior al de Frankenstein de Shelley (es decir, Whale) o el Hombre Lobo, en el ámbito de los tebeos de la Marvel siempre me fascinó más la cotidianeidad de Spiderman, la doble vida de Daredevil o la lucha contra las desigualdades sociales de La Patrulla X que el conflicto entre la mente inteligente de Bruce Banner y la brutalidad física de La Masa.



Y es que no hay tanta diferencia entre el drama del monstruo en el seno de una sociedad que no lo comprende ni tolera, instituido por Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary W. Shelley (al que habría que añadir el tema del doppelgänger vinculado a la ciencia explotado por Robert Louis Stevenson en la excepcional El extraño caso del doctor Jekyll) y el Hulk creado por Stan Lee y Jack Kirby en 1962. Por ello, para el que suscribe estas líneas, El increíble Hulk era, a priori, un film que no despertaba el interés de la reciente Iron Man o el de futuros proyectos como Thor o The First Avenger: Captain America.



Pese a ello, siempre he sido un defensor de la propuesta de Ang Lee hace cinco años: su Hulk fue una película de superhéroes a contracorriente, y por ello se ha venido ganando ataques furibundos desde su estreno hasta nuestros días. Mucho más interesado en el desarrollo de los personajes que en la acción, y más cercano al cine de terror y al subgénero de los mad doctors que a las aventuras al estilo puro y duro de los exitosos filmes de Sam Raimi protagonizados por el trepamuros de Marvel, su versión del gigante esmeralda quedará como una auténtica rara avis, la oveja negra de las adaptaciones cinematográficas de los cómics de la Casa de las Ideas.



Descontentos con el resultado, y sobre todo con la reducida recaudación del film en todo el mundo, la división de Marvel en Hollywood ha optado por evitar la realización de un convencional Hulk 2 (que fue el primer proyecto, aunque sin Ang Lee vinculado al mismo, y concebido directamente para el mercado doméstico), y han optado por realizar un lavado de cara al personaje, un auténtico borrón y cuenta nueva como el que la excepcional Batman Begins de Christopher Nolan supuso para los filmes precedentes de Tim Burton y Joel Schumacher.



No obstante, El increíble Hulk no está a la altura de la revisión del Hombre Murciélago de Bob Kane, y tampoco es que lo esperáramos: Marvel ha optado por ser más o menos fiel al personaje y limitarse a contar una aventura básica del mismo que lo fije en el mercado cinematográfico reciente (de cara a un proyecto futuro del que enseguida hablaremos), prescindiendo de la visión de Ang Lee y, muy valientemente, resumiendo el origen del personaje -el gran hándicap de todas las adaptaciones, como ya comentamos hablando de Iron Man- en los títulos de crédito iniciales.



Este hecho demuestra una cierta desidia respecto del espectador medio, y deja bien a las claras el público al que el film está orientado, y verdadera razón de ser de su existencia: el fiel lector de las aventuras del personaje en papel, que ya conoce quién es Bruce Banner y cuál es su drama, y no necesita que le vuelvan a contar lo mismo por enésima vez.



Así, el film dirigido por Louis Leterrier, director de Danny the Dog y Transporter 2 y un realizador sin personalidad definida (por tanto, muy lejano del concepto de cine de autor en el que pensamos al hablar del por otro lado muy versátil director de Tigre & Dragón o Brokeback Mountain), opta por el cine espectáculo por encima de cualquier otra consideración.



De esta forma, el guionista Zak Penn (todo un experto en esto de adaptar cómics de Marvel al cine: escribió Elektra y X-Men: La decisión final, y será el autor del libreto de los filmes del Capitán América y Los Vengadores a estrenarse en 2011) ha prescindido de construir un guión complejo a la manera del film de Lee, y una vez explicado el origen de Hulk convierte el drama de Banner en una nueva versión de la figura del fugitivo, acercándose de esta manera a la popular serie de televisión sobre el personaje de finales de los 70 que protagonizaron Bill Bixby como Banner y Lou Ferrigno -que aparece aquí en un cameo como guardia de seguridad del laboratorio- como La Masa, o a otros iconos televisivos como el David Janssen de El fugitivo o los fugados en la segunda temporada de Prison Break, sin olvidar, por qué no, a los veteranos de guerra de El Equipo A.



Por ello, el Hulk de Leterrier se parece un poco, dentro del grupo de adaptaciones de Marvel, al digno e infravalorado The Punisher de Jonathan Hensleigh (un film que, por cierto, experimentará un nuevo lavado de cara, con nueva directora y nuevo actor, con un nuevo film en breve): son ambos dos cintas sin pretensiones, sujetas al (sub)género al que pertenecen -esta, al cine de justicieros y vigilantes en busca de venganza; aquella, al thriller fantástico mezclado con el tema de la huída sin fin-, y dedicadas a hacer taquilla recurriendo a los fieles seguidores de los personajes y el universo en el que estos se mueven.



Para realizar esta nueva mirada acerca del personaje, Leterrier y Penn han contado con un magnífico reparto compuesto de caras nuevas, encabezado por un estupendo -como siempre- Edward Norton que potencia las escenas "humanas" del film (aquellas que más hay que trabajar para ofrecer un producto digno; al fin y al cabo, las escenas de luchas y acción siempre se moverán en unos márgenes de corrección si se cuenta con un equipo de segunda unidad y un departamento de efectos especiales competentes). Norton consigue que no echemos de menos al por otra parte ajustado Eric Bana del Hulk de Lee, del mismo modo que ocurre con el personaje del general 'Thunderbolt' Ross, allí Sam Elliott y aquí William Hurt. No tanto con el villano de la función, el Emil Blonsky que encarna un digno Tim Roth, pero que está lejos del interés despertado por el enigmático personaje de Nick Nolte en la cinta original; no digamos ya el principal rol femenino, el de Betty Ross, mucho más conseguido en manos de Jennifer Connelly que en las de Liv Tyler.



Por lo demás, El increíble Hulk aparece salpicado de referencias al universo de Marvel y guiños al espectador iniciado: se adelanta ya la posibilidad de un futuro villano, un Samuel Sterns que se convertirá en El Líder y que aquí encarna Tim Blake Nelson, y reaparecen a modo de destellos fugaces los nombres de Nick Fury, Shield ("Escudo" en la versión doblada) y Stark Industries. Aunque la principal referencia presente es el suero del supersoldado, que hizo que se especulara con la aparición del Capitán América en el film. Esta finalmente no se da, pero la primera "versión mejorada" de Blonsky supone un ensayo de lo que sería un Steve Rogers de carne y hueso en la gran pantalla.



Esto demuestra, y así lo vienen haciendo últimamente, que la factoría Marvel ya entiende sus producciones de Hollywood como piezas de un universo más grande, de igual manera que sucede en sus tebeos, y es precisamente el personaje de Tony Stark, al que vuelve a encarnar Robert Downey Jr. como hiciera en Iron Man, el que cierra el film en una escena que adelanta ese proyecto al que nos referíamos: una futura película acerca de Los Vengadores, el gran grupo de la factoría Marvel, y más que posible razón de ser principal para rodar El increíble Hulk, esto es, presentar y consolidar al personaje del gigante verde de cara a un film que aglutine a los principales superhéroes de la Marvel.



Por tanto, la cinta que nos ocupa resulta un divertimento digno, que no aburre en ningún momento -los que consideraron al film de Lee una cinta tediosa deberían darle una oportunidad a esta cinta- durante las casi dos horas que dura, y que -gracias en parte a lo que han mejorado los efectos digitales en apenas un lustro- consigue un Hulk mucho más expresivo, más creíble y más parecido al del papel impreso que el del film de Lee (y que fue el aspecto menos conseguido de aquel)... pero que, frente a la propuesta del realizador asiático, no ha arriesgado ni siquiera un ápice, limitándose a contar la misma historia de siempre: en este caso, el drama de un fugitivo que vive con una maldición -la contaminación de los rayos gamma- de la que quiere escapar, pero que será la única posibilidad de salvar al mundo llegado el momento de un mal mayor que él mismo.

1 comentario:

  1. Anónimo6:48 p. m.

    A mi me gusta mas la peli de Ang Lee, e incluso prefiero a su Hulk digital que el nuevo, que tiene mas fibras y musculos pero desde mi punto de vista menos expresividad (solo ruge) y hasta menos verde :)
    Me parecen muy buenos los titulos de credito, pero todo el tiempo que ganan con ellos lo pierden luego no se exactamente en que.
    Del reparto, como tu dices Liv Tyler no está al nivel pero por lo demas es bueno.
    La veré alguna vez mas a ver hasta que punto no salí contento gracias a dos niñatos que estuvieron a punto de provocarme un ataque de ira gamma.
    P.D.:¿La Masa de Peter David no te gusta?

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