lunes, 26 de mayo de 2008

Libros de Sangre (XXI): La Edad del Deseo

"He visto el futuro del terror, y su nombre es Clive Barker."
- Stephen King



Como ya hemos comentado al hablar de relatos anteriores de los Libros de Sangre, el sexo es un tema capital en esta obra y en la producción literaria de su autor en general. Para Barker, eros y thanatos son dos conceptos poderosamente enlazados, y como reflexiona un personaje de La Edad del Deseo, el relato que hoy nos ocupa, la muerte no es más que la última seducción, el postrero coito.

De esta forma, y mucho más que el magnífico "Jacqueline Ess" -a nuestro parecer, uno de los cuatro o cinco mejores relatos de toda la colección-, donde la atracción sexual pasaba por ser un método de ejercer el poder, "La Edad del Deseo" es el relato más propiamente sexual de los Libros de Sangre, y verdadero motor de toda la acción.



El cuento arranca con la huida de un hombre de los Laboratorios Hume, a unas horas intempestivas totalmente impropias para que un local de esas características esté abierto. Pero al parecer, allí se está llevando a cabo un experimento confidencial, y muy posiblemente ilegal. El hombre que huye cree salir a la calle ardiendo, pero es más que posible que el calor que siente le consume hasta los huesos solo esté en su mente... y en su entrepierna.



El personal de seguridad encuentra en el laboratorio el cadáver de la doctora Dance, que al parecer ha sido violada al mismo tiempo que brutalmente atacada hasta causarle la muerte. El inspector Carnegie es encargado del caso, y la investigación le pondrá enseguida tras los pasos de Jerome, un traductor que para conseguir un sobresueldo trabajaba como conejillo de Indias para el doctor Welles y la difunta doctora Dance...



Carnegie descubrirá que Jerome -que no es otro que el hombre que huyó la noche de autos- era el sujeto paciente de un experimento llamado "Niño Ciego", cuyo fin era conseguir el afrodisíaco definitivo; después de experimentar con unos monos que han acabado practicando relaciones sexuales con sus semejantes de todas las maneras posibles hasta morir extasiados, Welles y Dance se decidieron a inyectar su suero en un ser humano... y este no es otro que un Jerome convertido ahora en una bestia insaciable controlada por el deseo.



Con "La Edad del Deseo", Barker consigue retratar el mundo desde dos perspectivas contrapuestas: por un lado, la convencional y domesticada del inspector Carnegie, un hombre al parecer correcto, todo lo inocente que se puede ser siendo policía, sumido en un devenir cotidiano marcado por el tedio y por un trabajo que pese a ser vocacional acaba por agotarle cada jornada; y por otro, el universo tal y como lo ve un fascinado Jerome, como si se tratase de un nuevo Prometeo, un monstruo de Frankenstein para el que todo es deseable sexualmente, más allá de las personas, y hasta los edificios de apariencia fálica y los automóviles de formas voluptuosas acaban por insinuársele y por despertar sus más bajos instintos...



"La Edad del Deseo", en Libros de Sangre (vol. 3)
Clive Barker
Madrid, La Factoría de Ideas, 2006, pp. 163-214.

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