domingo, 20 de abril de 2008

Rebobine, por favor: Cinema VHS Paradiso



Como le ocurriera a otros directores provenientes del campo del videoclip, caso de David Fincher, Spike Jonze o, también en Francia, la pareja compuesta por Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro, el cineasta galo Michel Gondry ha construido una filmografía caracterizada en buena parte por el virtuosismo formal, una cierta fragmentación y una imaginería visual desbordante. Así lo ha plasmado en los cuatro largometrajes que ha dirigido hasta el momento, el último de los cuales es el reciente Rebobine, por favor.



A día de hoy, sus trabajos más interesantes siguen siendo sus dos primeros largometrajes, que suponen a su vez su colaboración con el inclasificable guionista Charlie Kaufman, también cómplice habitual del mentado Jonze (para el que escribió Cómo ser John Malkovich y Adaptation): el debut de Gondry, Human Nature, nos llevó a prestarle atención a este realizador de clips para músicos como Björk, Kylie Minogue, The Rolling Stones, Radiohead o The White Stripes; pero fue su segunda película, ¡Olvídate de mí!, la que nos hizo creer que Gondry podría ser un grandísimo director de cine, además de confirmar a Kate Winslet como una espléndida actriz y convencernos, mucho más que El show de Truman, de que Jim Carrey podía ser un más que digno actor dramático.



En cambio, las posteriores La ciencia del sueño y esta Rebobine, por favor nos llevan a pensar que quizá Gondry fue entronado demasiado pronto, y una vez dejada de lado su colaboración con Kaufman su cine ha revelado ciertas carencias y propuestas que no acaban de convencernos. Su último largometraje es buena prueba de ello, y parece demostrar una cierta renuncia a su antes aparentemente incontestable rebeldía y una posible domesticación a los postulados del cine comercial hollywoodiense.



Rebobine, por favor, como no podía ser de otro modo tratándose de Gondry, presenta un punto de partida tan interesante como marciano: los responsables de Be Kind Rewind, un videoclub de barrio de una pequeña localidad de New Jersey, ven cómo todas las películas de su catálogo son borradas accidentalmente por la intromisión de un sujeto imantado, cliente habitual y amigo del dependiente del establecimiento. A partir de entonces, y con la finalidad de salvar el negocio, estos dos últimos se dispondrán a reelaborar las propias películas para poder seguir atendiendo a una clientela que, cada vez más, se mostrará insaciable respecto de esas nuevas versiones, convirtiendo así el videoclub en un negocio realmente rentable...



Esta premisa, que recuerda en cierta medida a la de Granujas de medio pelo de Woody Allen (allí, un negocio de venta de galletas que funcionaba de tapadera para un atraco frustrado se acababa convirtiendo en un gran éxito empresarial), permite a Gondry revisionar a su particular estilo un gran número de títulos del séptimo arte, tanto clásicos (de King Kong a 2001. Una odisea del espacio) como contemporáneos (Hora punta 2), de cine de animación (El rey león) a títulos oscarizados (Paseando a Miss Daisy), sin olvidar varios títulos emblemáticos de los años 80 -una década que sin duda marcó a Gondry, nacido en 1963, como espectador-, caso de Regreso al futuro (uno de los títulos favoritos del director, de la que ha manifestado que haría un remake sin dudarlo), Robocop o Los cazafantasmas. Esta última, la primera película versionada por los patanes de buen corazón que interpretan Jack Black y Mos Def, proporciona alguno de los momentos más divertidos de la película, y hará las delicias de aquellos que, como un servidor, han visto el film de Ivan Reitman una y otra vez.



El problema principal de este film, de todas formas y por otro lado muy estimable, es que más allá de lo divertidas y ocurrentes que resultan estas versiones asuecadas (glorioso acierto el de este adjetivo para filmes desconocidos y raros, tan raros como la filmografía de un país de la que el ciudadano norteamericano medio sabe poco menos que nada), de algunos chistes aislados y de algunas ocurrencias en concreto (la obsesión paranoica por una conspiración gubernamental por parte del personaje de Black, que le llevará a ser, paradójicamente, el origen del problema), deja ver un conservadurismo y una defensa de los valores tradicionales del New Deal que no habría disgustado al mismísimo Frank Capra.



Porque Be Wind Rewind, negocio que regenta el personaje encarnado por Danny Glover, es el último reducto del VHS, de las viejas cintas destinadas a engancharse en el último de los magnetoscopios, una tecnología que desaparece frente al pujante negocio del mercado digital: las grandes cadenas de alquiler de DVD han ido arrinconando a pequeños negocios como el de este videoclub, y su fin parece estar cerca. Incluso la solución -el éxito de las versiones caseras de los protagonistas- se convertirá en un problema cuando los abogados de los grandes estudios arremetan contra los susodichos remakes ilegales de sus producciones...



Por ello, el vecindario de Passaic se une contra el sistema para obrar el milagro: reconstruir un pasado ficticio que dé certificado de verdad a la leyenda de que Fats Waller, el mítico músico de jazz, nació en su localidad y vivió en el inmueble donde ahora está ubicado el videoclub. Para ello, y con el fin de salvar el negocio, acabarán filmando un falso documental asuecado, rodado por la plana mayor de los habitantes del barrio, y del que Gondry ha ido adelantando algunos fragmentos hacia el comienzo de su film.



De esta forma, cuando al final de Rebobine, por favor se lleva a cabo la proyección pública de dicho film, el espectador es testigo de la particular versión de Gondry de Cinema Paradiso, un tan sentido y enternecedor como fácil homenaje al milagro del cine (en formato VHS) que va más allá de la fascinación por las estrellas del celuloide y el embeleso de la ficción de Giuseppe Tornatore, al convertir aquí al público entregado en hacedores del propio milagro. Y que dada la amargura que destila dicho final, salva a Michel Gondry de rendirse incondicionalmente al sistema que parece querer criticar.



Nota.- Las versiones asuecadas de las que podemos ver fragmentos integrados en la trama de Rebobine, por favor pueden verse de forma íntegra en la web del film.


(+) Michel Gondry en Abandonad toda esperanza:
- El promiscuo salvaje (Human Nature)
- El trailer del viernes: Be Kind Rewind

2 comentarios:

  1. Quizás no tan bien desarrollada como esperaba, pero tiernísima. De las que caería en uvehachese si no tuviéramos el parato roto.

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  2. Anónimo6:10 p. m.

    Interesante, aunque no tanto como esperaba...
    En http://www.bekindmovie.com/ la web oficial se puede acceder a cintas ¡¡¡suecadas!!!

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