miércoles, 28 de noviembre de 2007

Fui hija de supervivientes del Holocausto: Hay que prestar atención



De un tiempo a esta parte la nómina de cómics que recuerdan el Holocausto, y que cuenta con representantes tan ilustres como Auschwitz de Pascal Croci o, claro está, Maus, se ha visto incrementada por dos nuevos títulos, ambos de autoría femenina, y que como el célebre cómic de Art Spiegelman remiten a las figuras paterna y/o materna para retratar una de las mayores atrocidades cometidas por el ser humano: nos referimos a Por nuestra cuenta de Miriam Katin y este Fui hija de supervivientes del Holocausto.



No obstante, y antes de entrar en el contenido de esta obra publicada por Reservoir Books (Mondadori), señalemos que este libro de Bernice Eisenstein no es un cómic, o al menos no lo es tan solo: se trata de una obra autobiográfica que emplea diversos códigos para narrarse, con un breve fragmento construido a partir de planchas de viñetas, pero que en su gran mayoría podría pasar por una novela corta (o bien un relato extenso) con abundantes ilustraciones.



Como bien explicita el título de la obra, Eisenstein es hija de una pareja de supervivientes de los campos de concentración alemanes, concretamente del tristemente célebre campo de Auschwitz, que en buena parte para dejar atrás la pesadilla de su pasado se trasladaron a Canadá. Por tanto, la autora creció en el Toronto de la década de los 50 apartada física y temporalmente de uno de los episodios más negros de la Humanidad.



Pero la realidad se impone, y Bernice Eisenstein descubrirá que no es tan fácil olvidar "la palabra que empieza con la gran Hache"... Y la propia existencia de Fui hija de supervivientes del Holocausto lo demuestra. El germen de la reflexión sobre la masacre del pueblo judío se encuentra en la retransmisión televisiva del juicio contra Adolf Eichmann, cuando Bernice es tan solo una niña. "Hay que prestar atención", insistía Willy Loman en Muerte de un viajante de Arthur Miller. Y eso es lo que hará precisamente la joven: prestar atención al silencio que le rodea a propósito de un tema tan tabú, en un devenir cotidiano marcado por la afición a la cocina de la madre y la predilección del padre por los westerns clásicos de Hollywood.



De esta forma, y con el paso del tiempo, Bernice Eisenstein se conoce a sí misma y se reconoce como una adicta al Holocausto: su mente no puede pensar en otra cosa, y llega a plantearse dudas acerca de la capacidad del lenguaje para explicar esa realidad tan brutal. Pese a ello, decide dar forma a este testimonio ilustrado, y lo hace de una forma muy peculiar pero precisamente por ello tan efectiva: de todas las obras citadas aquí, este libro es el que, estrictamente hablando, toca el genocidio nazi de forma más tangencial, dando como resultado un libro aparentemente ingenuo. Y decimos aparentemente porque es de esa forma tan naif que la autora, responsable de unas ilustraciones repletas de una bella expresividad, subraya una serie de atrocidades que tan solo el título ya evoca en la mente del lector.



Hasta ahora, al hablar de las manifestaciones artísticas del Holocausto, siempre nos remitíamos a libros como Si esto es un hombre de Primo Levi o la trilogía de Elie Wiesel (ambas referencias muy presentes en la obra de Eisenstein), o a películas como Shoah de Claude Lanzmann o La lista de Schlinder de Steven Spielberg. Pero de un tiempo a esta parte las viñetas también piden su protagonismo, gracias a las obras aquí citadas de Spiegelman, Croci, Katin... o Bernice Eisenstein, por más que su Fui hija de supervivientes del Holocausto sea, como ya hemos dicho, algo más.


Fui hija de víctimas del Holocausto
Bernice Eisenstein
Barcelona, Reservoir Books (Mondadori), 2007
192 pp. - 15,90 €


(+) Otra visión del Holocausto en viñetas:
- Por nuestra cuenta (M. Katin)

No hay comentarios:

Publicar un comentario