martes, 23 de octubre de 2007

Sitges (VI): The Signal, Jack Brooks: Monster Slayer y The Ten



El miedo y el humor (este sobre todo como autodefensa frente al anterior) son dos elementos que en muchas ocasiones han ido de la mano en la historia del cine de terror. El Festival de Cine de Sitges no podía permanecer al margen de este fenómeno, y ofreció algunas películas de género con un fuerte componente humorístico. Fuera del género propiamente dicho se proyectaron propuestas tan divertidas como Grindhouse (esto es, Planet Terror y Death Proof) o Hot Fuzz (que en breve será estrenada en España como Arma fatal).



Ya dentro de los límites del género de terror se pudieron ver dos películas decididamente cómicas: por un lado llamó la atención The Signal, una producción independiente dirigida por tres jóvenes cineastas: David Bruckner, Dan Bush y Jacob Gentry.



El film, que ha cosechado excelentes críticas en los festivales donde se ha proyectado, parte de la siguiente premisa: los televisores empiezan a emitir una extraña señal de procedencia desconocida, y todo aquel que se ve expuesto a ella se contamina de tal forma que empieza a actuar de forma violenta e incontrolada, como un auténtico zombi en vida...



A partir de esta anécdota, los responsables del film elaboran una historia que al estilo de Pulp Fiction está dividida en tres partes, yendo y viniendo adelante y atrás en el tiempo, y que acaba dando forma a una revisión del subgénero postapocalíptico, al tomar como referente películas del estilo de 28 días después de Danny Boyle, pero visto desde un prisma irónico... sin llegar a ser nunca una verdadera parodia desatada a la usanza de Shaun of the Dead.



El problema de The Signal es que debería haber durado 70 minutos y no 100: la última media hora echa por tierra lo que hasta el momento era una fabulosa y divertidísima película de serie B, de ritmo impecable, al repetir los mismos gags una y otra vez hasta que acaban por perder su gracia inicial.



También cargada de elementos paródicos se presenta Jack Brooks: Monster Slayer, producción canadiense definida como una mezcla entre El Increíble Hulk y Buffy Cazavampiros. Más allá de esta boutade, el film dirigido por John Knautz es un homenaje nada disimulado al cine de terror de serie B de los años 80.



Y es que Jack Brooks: Monster Slayer, tanto por imposición económica como por volutnad propia, apuesta claramente por el cine de (sub)género de bajo presupuesto, renunciando a efectos especiales infográficos, que se ven sustituidos por los monstruos de látex de toda la vida.



El film está protagonizado por un joven fontanero, un auténtico loser sin remedio que tiene que bregar con una novia insoportable y muy especialmente con un grave problema de rabia interior... algo que le será de ayuda cuando acabe convertido en un cazador de monstruos que tendrá que enfrentarse a la criatura en la que se ha convertido su profesor de la universidad nocturna, encarnado por una presencia icónica del género: Robert Englund (aka Freddy Krueger).



No se llamen a engaño: Jack Brooks: Monster Slayer es una película de escasas pretensiones, que no aporta nada nuevo... Pero que resulta ideal para verla en compañía de unos amigos y unas cervezas, a poder ser en una sesión de madrugada... horario en el que acertadamente se pasó en el Festival de Sitges.



Ya fuera del género fantástico en sentido estricto se proyectó otra interesante comedia, aunqe a la postre intrascendente: The Ten supone el regreso de David Wain, director de Wet Hot American Summer, de la mano de los actores y productores Paul Rudd y Ken Marino (este último, colaborador habitual de Wain y también co-guionista del film que nos ocupa).



Empleando como excusa los Diez Mandamientos de Moisés, el propio Rudd -acompañado por Famke Janssen como su esposa y Jessica Alba como su nuevo romance- ejerce de maestro de ceremonias de diez pequeñas historias en principio independientes pero que a veces se conectan entre sí, y que recuerda, en algunos sketches, al humor absurdo de Jim Abrahams y los hermanos Zucker (ya saben, las sagas de Aterriza compo puedas, Agárralo como puedas, Hot Shots y similares), así como a las películas de episodios humorísticos tan características del cine italiano de los 70.



Como no podía ser de otra forma al tratarse de un film tan plural, el resultado final es demasiado heterogéneo, y no le beneficia precisamente el empezar con dos de las mejores historias: sobre todo la primera, con Adam Brody convertido en un hombre semienterrado que deviene en fenómeno sociológico; si bien no se pierdan la segunda, con Gretchen Mol en la piel de una norteamericana mojigata que descubre el sexo en México de la mano de un carpintero (Justin Theroux) que podría ser el mismísimo Jesús de Nazaret...



Un reparto excepcional, formado por los citados y a los que se suman Winona Ryder (que protagoniza otra de las mejores historias, la de su romance con un muñeco de ventrílocuo), Ron Silver, Oliver Platt o Liev Schreiber, no evita que la película no esté siempre a la altura de su propuesta inicial.



Post Scriptum.- La proyección de Jack Brooks: Monster Slayer contó con la presencia del director John Knautz y los protagonistas Trevor Matthews y Robert Englund. Este último recibió el Premio Màquina del Temps en reconocimiento a su carrera en el género fantástico. A continuación publicamos un pequeño reportaje gráfico del evento:

















[Fotografías: (C) C. Carrasco.]

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