domingo, 1 de julio de 2007

28 semanas después: El Juicio Final

Juan Carlos Fresnadillo demostró con su debut, Intacto, que en España se podía hacer un magnífico thriller del cual, además, sus excelencias no se originaban únicamente en su ocurrente guión (esto sí, algo más habitual en el cine patrio), sino en saber usar un envoltorio adecuado, a partir de una realización inteligente, moderna en el mejor sentido del término.



Y como suele ocurrir en estos casos, el cine extranjero se fija en su nombre y lo convierte en el director de 28 semanas después, la secuela de 28 días después. Y, contra todo pronóstico, no solo no se ha dejado manipular en demasía por los imperativos de la producción, sino que ha superado con creces al film de zombis de Danny Boyle.



El argumento de 28 semanas después no es nada del otro mundo. Pero, si nos ponemos exigentes, tampoco lo era el de la cinta original, que ya nos mostró un Londres apocalíptico invadido por veloces zombis que propagaban una extraña y letal plaga. Fresnadillo y su equipo prolongan la historia siete meses después del final de la primera entrega, a partir de un pequeño grupo de supervivientes... que no tardará en verse diezmado.



Uno de ellos, junto con su familia, se convertirán en los protagonistas principales del film... y poco más puede decirse sin desvelar muchos de los inesperados giros argumentales de la cinta. Fresnadillo, como ya hizo Alfred Hitchcock en Psicosis con la muerte de Marion Crane en la ducha, se propone que el espectador no pueda agarrarse a ninguna certidumbre, y enseguida es testigo de cómo, de los protagonistas, algunos mueren, otros resucitan, otros se transforman en muertos vivientes ávidos de carne y sangre...



Con 28 semanas después, su director ha construido un retrato implacable de una familia disfuncional, definida por las irresponsabilidades de los hijos y, sobre todo, las mentiras de los padres... y sin ninguna concesión a la galería: el film carece de todos los tópicos que, presuntamente, deberían convertirlo en un éxito de taquilla: no hay romance, no hay humor, no hay una defensa de los valores morales, no hay personajes simpáticos, no hay diálogos graciosos ni tampoco la consabida escena de sexo. Solo desolación, miedo y ansias por sobrevivir.



Y todo ello puesto en escena con magníficas interpretaciones (desde el siempre competente Robert Carlyle a Catherine McCormack, pasando por Rose Byrne, Jeremy Renner o Harold Perrineau), una puesta en escena y un montaje ajustadísimos (cada plano es el ideal, a cada uno le sucede el mejor que podría sucederle), dando como resultado un film de ritmo implacable, repleto de escenas inolvidables, y que se pasa en un suspiro.



Muchas escenas son las que quedan en el recuerdo: aparte de la ya muy aplaudida secuencia de los zombis y el helicóptero, habría que destacar el momento del fuego a discreción por parte de los soldados, ese demoledor prólogo (que demuestra que Fresnadillo ha tomado buena nota del Zack Snyder de Amanecer de los muertos, film con el que este tiene más de un punto en común) o la apabullantemente amarga conclusión, con unos supervivientes que pueden significar tanto la salvación de la raza humana como su inevitable sentencia de muerte. Y los que se conformen con lo más superficial tampoco saldrán defraudados: hay más y mejor gore que en la película inaugural. Ahí es nada.

1 comentario:

  1. Anónimo8:30 a. m.

    A mi lo que mas me gustó de 28 dias despues es que no era gore, y la parte mas violenta era cosa de no infectados. Pero claro yo soy un cobardica que no aprecia mucho a los zombis (con excepciones como Los muertos vivientes de Kirkman cuyo principio se parece tanto a 28 dias despues)

    ResponderEliminar