sábado, 5 de mayo de 2007

Spider-Man 3: El héroe oscuro

Esta reseña de Spider-Man 3 podría titularse perfectamente "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad", la máxima moral que Stan Lee puso en boca del tío Ben, tutor de Peter Parker, alias Spiderman, allá por la década de los 60, porque esta tercera entrega cinematográfica insiste en dicha idea como motor del personaje, dando continuidad a las entregas anteriores y dotando de consistencia a lo que podría ser una trilogía cerrada. Pero la taquilla manda, y vistos los espléndidos resultados de la nueva cinta, no dudamos en que habrá una cuarta parte...



Ahora bien, no hemos podido resistirnos a aludir en el título a la principal (y quizás única) novedad de este Spider-Man 3: subrayar el lado oscuro del héroe, con la aparición del traje negro (que en los cómics fue fruto de la saga Secret Wars) y que después se reveló como un simbionte con vida propia que necesitaba de un huésped para vivir, y de cuyos instintos se alimentaba como un parásito.



Pero el gran problema de Spider-Man 3 es que no consigue transmitir esa carga ambigua del personaje: no espere el espectador ver una lectura oscura al estilo de Watchmen o Batman Dark Knight porque saldrá defraudado: Sam Raimi y su equipo han querido meter demasiado equipaje en una maleta que, aunque con capacidad de dos horas y media, no da tanto de sí.



Por si esto fuera poco, lían al personal especializado con la aparición de Gwen Stacy, de la cual algunas características recuerdan más a la Mary Jane Watson de los cómics que a la novia rubia de Parker de triste final en manos del Duende Verde, y cuya importancia en la película es bastante relativa; y se toman la licencia de acusar a Flint Marko, el Hombre de Arena, del asesinato de Ben Parker... aunque en un giro final quieran dejar un poco las cosas como estaban.



Con todo, la película tiene logros que salvan la función, con especial mención a algunas escenas (atención a la primera aparición del Hombre de Arena: no se había visto un monstruo tan conmovedor desde los tiempos de los films de terror de la Universal), y se consigue mantener la atención del espectador gracias al indudable talento visual de Raimi, que consigue un equilibrio perfecto en las escenas de acción, entre la falsa claridad de los enfrentamientos en algunas películas y el caos absoluto de otras, donde es difícil discernir lo que está pasando; en Spider-Man 3 las peleas son dinámicas y logran transmitir la sensación de confusión y rapidez de las mismas (pienso particularmente en el primer enfrentamiento entre Peter Parker y el nuevo Duende, Harry Osborn).



Y digo Peter Parker y no Spider-Man porque, como ocurriera en la segunda entrega, hay más del primero que del segundo. Este hecho no es positivo ni negativo por sí mismo, pero sí expone la necesidad de humanizar al personaje, así como las indudables concesiones a la estrella de la función, Tobey Maguire: no solo Parker se lleva la parte del león del metraje, sino que Spider-Man pierde continuamente la máscara para permitir que el intérprete se luzca. De esta forma, al menos, no han cometido el gran error del primer film: ocultar los registros de un actor tan expresivo como Willem Dafoe tras una máscara tan poco proclive a la expresividad como la de aquel Duende Verde cyberpunk de triste recuerdo.



Otro gran acierto del film es el uso que hace de personaje de Osborn hijo: en su tramo final, el film deja de ser en buena parte la historia de amor entre Peter y Mary Jane (los indudables protagonistas de la trilogía) para convertirse en el relato de la amistad entre Peter y Harry, y la actitud de este último, en busca de su redención, es quizás el elemento más emotivo de una película demasiado fría: ¿quién no se ha emocionado con el regreso del rebelde Lanzarote en Excalibur, o con la ayuda inesperada del traidor Boromir en la primera entrega de El Señor de los Anillos?



Pero todo ello no nos quita la sensación de que el guión de este Spider-Man 3 no lleva a ningún lado: el director cumple con creces, el reparto está ajustado (incluso Kirsten Dunst, más floja en las películas anteriores, está más entonada en esta ocasión), pero no hay progresión dramática en la historia, que a veces parece una mera sucesión de escenas, tanto intimistas como de acción, en la que solo esperamos la aparición de un nuevo villano... Sobre todo de Veneno, la mayor baza comercial del film, que quizás se reservan para muy tarde y al que dejan lucirse bien poco.



Quizás una revisión del film, a poder ser en versión original y ya sin las altas (y a todas luces desproporcionadas) expectativas que había despertado, lo pongan en un lugar más elevado, pero de momento la primera sensación es de decepción. Una decepción con matices, pero decepción al fin y al cabo.

3 comentarios:

  1. Yo aún no la he visto y creo que tardaré bastante...pero a destacar el pedazo de tema que tienen los Wolfmother en su banda sonora "Pleased to meet you".!!!

    Saludos...

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  2. Anónimo8:15 a. m.

    En absoluto decepcionante, es Spider-Man en estado puro.

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  3. Anónimo7:05 p. m.

    El espantoso baile de peter parker.... es que el simbionte te vuelve mas instintivo y maligno o simplemente te quema el cerebro como el peor ácido ?

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