En breve se estrenará en España The hitcher, remake de la cinta homónima estrenada en 1986, y lo hará con el mismo título que esta recibió en España por aquel entonces: Carretera al infierno.
Comparar ambas películas demuestra, pese a que ambas tienen el mismo planteamiento de partida, al que apenas se le introducen leves modificaciones para la nueva entrega, la radical importancia de la realización cinematográfica, pues se trata de dos películas bien distintas.
La premisa de la historia es sencilla: una joven pareja que está de vacaciones (en la cinta original, un chico cuyo trabajo consiste en llevar el coche a su nuevo propietario) recoge a un autoestopista cuyo auto está averiado; este individuo enseguida se revelará como un psicópata del que será muy difícil deshacerse a pesar de que ambos consiguen tirarlo del coche en marcha...
Para esta nueva versión, producida como las de La matanza de Texas y Amityville por Michael Bay, se ha vuelto a contar con Eric Red, el guionista de la cinta original, y la dirección ha corrido a cargo de Dave Meyers, director de videoclips para Dave Matthews Band, Jennifer Lopez, Britney Spears, OutKast u Offspring, y que aquí debuta en el largometraje.
En el trabajo de este hallamos el mayor defecto del film: Meyers convierte la historia del asesino en serie John Ryder en una película vulgar, que hace gala de una realización y una estética cargadas de tópicos, y donde el espectador no se implica emocionalmente con el suplicio de sus protagonistas. Además, se permite la licencia de que la única novedad (bastante superficial, dicho sea de paso) consista en dar las riendas de la acción al personaje femenino, para el lucimiento de la actriz Sophia Bush y el solaz del público masculino.
Y no es que Robert Harmon, el director de la Carretera al infierno original, fuese un genio: también debutó entonces en el campo del largometraje, incluso con menos experiencia tras las cámaras que Meyers, y su carrera posterior ha sido bastante mediocre -recordemos títulos como Sin escape (Matar o morir) con Jean-Claude Van Damme o They, terror producido por Wes Craven-. Pero la austeridad de su mirada, sin los aspavientos del cine comercial del nuevo Hollywood, logró hacer de su debut una inquietante película, a medio camino entre el thriller y el terror, y que conseguía algo que en principio parecía imposible: filmar una historia claustrofóbica cuya acción se desarrolla en espacios abiertos.
A ello contribuyeron las espléndidas interpretaciones de C. Thomas Howell como Jim Halsey, la víctima, y de Rutger Hauer como John Ryder. El sustituto de este último en la nueva cinta, Sean Bean, cumple con creces y realiza una interpretación más sobria incluso que la de Hauer (que tampoco es que sobreactuara, pero se permitía una socarrona y cínica sonrisa de vez en cuando); pero los jóvenes protagonistas, los televisivos Sophia Bush (One Tree Hill) y Zachary Knighton (Life on a stick), no consiguen que olvidemos el espléndido trabajo de Howell, uno de los descubrimientos de Coppola en la generacional Rebeldes.
Así pues, el The hitcher de 2007, sin ser totalmente despreciable, demuestra que el milagro que se produjo hace tres años, con la citada La matanza de Texas y Amanecer de los muertos, ambas espléndidas, será algo difícil de repetir; y al mismo tiempo se revela como un remake innecesario, cuya única razón de ser es la escasa memoria audiovisual, incluso del cine más reciente, del público norteamericano. Aquí aconsejamos con estusiasmo recuperar en formato doméstico Carretera al infierno, de Robert Harmon, uno de los mejores psychothrillers de los años 80.
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