Ya podemos afirmar, con su segundo número en la calle, que El Manglar se confirma como la publicación más completa en cuanto a seriales e historias cortas de nuestro panorama editorial, tal es la pluralidad de sus autores y el interés de sus narraciones.
Ahora bien, también es cierto que, sorprendentemente (o no tanto), los autores extranjeros, por más que muchos cuenten con prestigio crítico, pierden por goleada ante la nómina autóctona: en este segundo número decepcionan Eric Omond y Yoann con su entrega de Paris Strass, Frederik Peeters con Sarajevo Dos Mil o Manu Larcenet y su fugaz Casa Paco, en la que Lindingre firma como co-autor.
En cambio, la media de historias de autoría española es bien elevada: Carlos Vermut prosigue su prometedora Doble sesión con un divertidísimo homenaje a la saga Alien y a José Luis Garci (aunque me hizo pensar más en otro José Luis, Cuerda, y su Amanece que no es poco), Sergio Córdoba nos sigue contando historias de Sento (aunque la primera entrega fue más interesante), Eduardo Fuentes da en El Pretexto una curiosa lectura del origen de la batalla de Troya, Castaño y Bartual siguen con sus Con amigos como estos, y el siempre interesante Paco Alcázar entrega una nueva tira de Antes del desastre.
Por si esto fuera poco, Jorge Monlongo debuta con Distrito Harrigan, con un estilo muy personal y unas historias breves pero con mucho gancho, Nancy Peña presenta una galería deslumbrante, que cuenta con introducción de Álvaro Pons; y finalmente Pepo Pérez (dibujante de la merecidamente aplaudida El vecino) protagoniza La última hoja.
Me reservo para el final a Javier Olivares: sus tres páginas y la completa entrevista que le realiza Santiago García justifican por sí solos la adquisición de este segundo número, que a grandes rasgos confirma los logros del aplaudido debut.
Hablando de autores españoles: si estás interesado en el estado actual del tebeo español tampoco debes perderte la segunda entrega de Tangaroa, aunque presenta un pero: se repite la nómina del primer número, que limita lo que podría ser una mirada plural sobre los jóvenes autores del tebeo patrio.
Pero ni que decir tiene que la calidad está asegurada en estos trabajos de Guillem March, Jaime Herrera y Guillem Dols: continúan Karla y Paraíso (esta última va ganando enteros poco a poco), así como el prometedor Little Barton, que aquí presenta a un sosías de Woody Allen como el protagonista lo es del director de Eduardo Manostijeras o Ed Wood.
Desternillante es Abuelos que nunca se mueren, de Jaime Herrera, y un curioso experimento resulta El hombre de la bolsa en la cabeza contra Mazinger Z de Guillem Dols, que recupera la técnica de la fotonovela.
A destacar la continuación del acierto, ya presente en el número de debut, de contar con dos portadas de autores y estilos diferentes.
Dos publicaciones pues, El Manglar y Tangaroa, que recuperan el gusto por las historias y los estilos variados, y que esperamos tengan una larga y fructífera vida.
Título: El Manglar n.º 2
Autores: AA.VV. (guión y dibujo)
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: marzo de 2007
66 páginas (color y b/n) – 3,90 €
Título: Tangaroa n.º 2
Autores: G. Dols & J. Herrera & G. March (guión y dibujo)
Editorial: Dolmen
Fecha de edición: abril de 2007
32 páginas (color y bitono) – 2,95 €
Conocí a los que publican el Manglar en el Saló del Cómic, me gusta mucho la revista. En principio me comentaron que tienen previsto publicar al menos un año.
ResponderEliminarCreo que se lo merece.
Un saludo,
José Andrés
Espero que no se quede solo en un año. Como bien dices, lo merece. Pero merece varios, si siguen así al menos.
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