sábado, 14 de abril de 2007

Sunshine: La humanidad en peligro

Lamentablemente, no es nada usual que cuando un director ha conseguido un cierto estatus, o bien como reputado cineasta habitual de festivales especializados, o bien como director de cine de culto, que haga incursiones en géneros más o menos populares (siempre y cuando su prestigio no se sitúe desde el principio dentro de dichos géneros)... como no sea para llevarlos más allá (siempre visto desde sus elevadas pretensiones) intentando el no va más del género o la destrucción del mismo.



Por ello, ya resultó sorprendente en su día que el británico Danny Boyle, después de cintas como Tumba abierta o la exitosa y casi un fenómeno sociológico Trainspotting, y cuando a pesar de la decepcionante Una historia diferente estaba en un momento en que podía decidir con tranquilidad por dónde tirar, filmara una película como 28 días después, cinta de zombis tratada con seriedad pero ubicada sin ningún pudor dentro de las coordenadas del cine de género: esta vez, del terror.



Ahora, con su equipo habitual (donde destaca el novelista Alex Garland, autor del texto que dio pie a la interesante aunque fallida La playa, dirigida por Boyle) y repitiendo con el actor Cillian Murphy (digámoslo otra vez: sin duda, el mejor actor de su generación: véanlo en Batman begins, Desayuno en Plutón y El viento que agita la cebada, y luego hablamos), Boyle ofrece su particular muestra de ciencia ficción: Sunshine, que Boyle se toma tan en serio como su anterior trabajo.



Sunshine, protagonizada por un reducido reparto donde también destacan Rose Byrne (Troya), Cliff Curtis (El jurado), Chris Evans (Los 4 Fantásticos) o Michelle Yeoh (Tigre & Dragón), entra dentro de la pura sci fi, estando más cerca del Stanley Kubrick de 2001: una odisea del espacio que del Ridley Scott de Alien, el 8.º pasajero, para entendernos, por más que tome elementos tanto de una (la misión trascendental, la máquina inteligente) como de la otra (el dibujo de la convivencia cotidiana, la amenaza interior... aquí un 5.º pasajero).



Si el acercamiento de Boyle al cine de terror con 28 días después (que pronto tendrá una secuela, 28 semanas después, filmada por el español Juan Carlos Fresnadillo) se llevó a cabo desde una perspectiva política, la mirada del cineasta británico en Sunshine es más global, casi antropológica: al respecto cabe destacar el enfrentamiento, psicológico y físico, entre los personajes encarnados por Murphy y Evans, y donde, muy inteligente y adecuadamente para la historia que va a exponer, Boyle otorga cada uno de ellos al actor en principio menos adecuado: Murphy, actor inquietante donde los haya, interpreta al más humano (que como deja bien clara la película, no es la opción más correcta, pero tampoco la que menos), mientras que Evans, habitual de películas menos trascendentales (como Los 4 Fantásticos o No es otra estúpida película americana) hace las veces del más deshumanizado, poniendo el éxito de la misión por encima de cualquier otra consideración.



Por todo ello, una vez finalizado el metraje y cuando el espectador ya sabe si la misión ha sido llevada a cabo con éxito, también se percata de que ha sido testigo de cómo un director de cine se ha acercado al género con respeto y acierto, sin ofrecer simplemente más de lo mismo, pero tampoco intentando llevar dicho género a donde el resto de directores, parafraseando a Star Trek, no han llegado jamás. Ni falta que hacía.

1 comentario:

  1. Anónimo2:43 p. m.

    Pinta excelentemente. Gracias por tan precisa como preciosa información.

    Fdo.- Hueso.

    ResponderEliminar