En 1974, Bob Clark dirigió Black christmas, película que se convertiría en un clásico de culto y en la verdadera pionera de lo que sería el subgénero de las slasher movies o películas en las que un maníaco asesino en serie iba acabando con un gran número de víctimas, normalmente adolescentes, haciendo uso de algún arma blanca.
En la fiebre de remakes que asola el Hollywood actual, al parecer falto de ideas novedosas, no podía faltar la nueva versión de esta cinta, que se adelantó a la exitosa La noche de Halloween de John Carpenter a la hora de sentar las bases de dicho subgénero.
Dicho remake, también titulado Black christmas, está dirigido por Glen Morgan (director de Willard y guionista y productor de algunos capítulos de Expediente X) y protagonizado por un nutrido grupo de nuevas estrellas femeninas: Katie Cassidy (Cuando llama un extraño), Michelle Trachtenberg (la hermana de la protagonista en Buffy la cazavampiros), Mary Elizabeth Winstead (Destino final 3, Grindhouse) o Lacey Chabert (Perdidos en el espacio) encabezan un reparto eminentemente femenino.
Como se podrá suponer, esta nueva versión de las andanzas del homicida Billy Lenz no aporta nada nuevo al género, pero tampoco lo pretende, y resulta un divertimento de duración ajustada que hará las delicias de los seguidores de las slasher movies.
Eso sí, contra todo pronóstico, aun contando con esta plana mayor de jóvenes y prometedoras actrices, y siempre como muestra de la hipocresía social reinante en los Estados Unidos de hoy, el film no explota el aspecto sexual de la cinta (algo que sí se habría hecho en años anteriores), y en cambio sí es generoso en sus dosis de gore, que se pone de manifiesto en las múltiples (y en algún caso azarosas) muertes que se producen a lo largo del film.
Si además añadimos que la película no aburre en ningún momento y juega con el pasado y el presente de forma adecuada, sin recurrir al primero solo como mero flashback informativo, el resultado es un film que cumple con las expectativas que crea, nada más, pero tampoco nada menos.
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