miércoles, 4 de abril de 2007

El turismo es un gran invento

Curiosamente, los dos protagonistas masculinos de Christine, una de las películas más flojas del maestro John Carpenter, han devenido con el paso de los años en directores de cine. Keith Gordon, el inadaptado de la historia, y al que también se lo recuerda por Vestida para matar de Brian De Palma, acabó dirigiendo películas como Mother night o Waking the dead (Resucitar un amor) y a actores como Nick Nolte, Billy Cudrup o Jennifer Connelly.



Por su parte, John Stockwell, el chico bueno del film, se ha especializado en películas acuáticas como En el filo de las olas o Inmersión letal. También algo de eso hay en su última película, Turistas, reciente producción norteamericana protagonizada por una pareja curtida en la televisión: Josh Duhamel (Danny McCoy en Las Vegas) y Melissa George (Lauren Reed en Alias).



Si ayer hablábamos de los remakes, al hilo de Black christmas, hoy lo podemos hacer de las exploitations, que tanto se llevaron en los años 70 y 80, y que ahora también se llevan a cabo aunque sea de tapadillo. Y es que esta Turistas es una más que obvia imitación de la muy superior Hostel, o lo que es lo mismo, una historia de horror verosímil a partir del turismo sexual.



Los protagonistas de Turistas son, efectivamente, viajeros provenientes de varios países (Estados Unidos en su mayoría, pero también Australia o Suecia) que visitan Brasil durante unos días. Un accidente de autobús los dejará atrapados allí durante días, unos días que se convertirán en una pesadilla cuando caigan en manos de una red de tráfico ilegal de órganos.



En Hostel, la razón de ser de los hechos era la pura maldad, el genuino placer por infligir dolor, y no, como sucede en Turistas, cuestiones económicas (aunque también políticas, como se ve en las declaraciones del mad doctor de turno, más verosímil y aterrador de lo habitual). Eso sí, y aunque es obvio que la sorpresa con la que contó Eli Roth en Hostel ha desaparecido, el que los hechos narrados en Turistas sean tan creíbles dotan al film de una capacidad para inquietar nada desdeñable. Solo por eso ya vale la pena ver este Turistas... siempre que no olvidemos que se trata de un exploit digno, pero un exploit al fin y al cabo.

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