Hace unas semanas hablábamos de Shaft, aquí Las noches rojas de Harlem, cinta emblemática del subgénero de la blaxploitation. Ahora hemos tenido la oportunida de ver Shaft en África, segunda secuela de la misma y por tanto la película que cierra la trilogía dedicada al personaje a comienzos de los años 70.
Dirigida por John Guillermin, Shaft en África lleva a John Shaft, como su título indica, al continente de sus antepasados, contratado por un emir para infiltrarse en una red de inmigración ilegal: la esclavitud del siglo XX, como afirma uno de los personajes secundarios. Y del siglo XXI, podríamos añadir desde nuestra perspectiva...
Como puede verse, la presencia de la temática social sigue presente en la saga iniciada por Las noches rojas de Harlem, si bien aquí es menos explícitamente racial y atañe también a cuestiones puramente económicas.
En esta ocasión, estamos ante un guión original de Stirling Silliphant, basado claro está en los personajes creados por Ernest Tidyman en la novela original, y que aquí subraya aún más que en su predecesora la carga sexual del personaje, capaz de convertir a la villana para una mejor causa y de evitar una ablación de clítoris de una africana que ha descubierto que el sexo también sirve para dar y recibir placer y no solo para engendrar descendencia.
A falta de ver la otra cinta de la saga, Shaft’s Big Score!, esta Shaft en África nos parece una secuela digna de la película original, y lo que perdemos del retrato de la ciudad neoyorquina lo ganamos en paisajes etíopes y su confrontación con países (presuntamente) civilizados, como esa Francia donde los modernos esclavos son explotados.
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