Seguimos viendo cine de terror de lo más variado, proveniente de distintas épocas y diversas latitudes...
Quizá la cinta más destacable sea El imperio de las hormigas, producto de serie B filmado por el veterano Bert I. Gordon en 1977. Protagonizada por Joan Collins (la mítica Alexis de la televisiva Dinastía), la película está basada en la novela de H. G. Wells, si bien se trata de una adaptación libérrima que ambienta la acción en la época contemporánea a la realización del film.
La historia, aunque en la parte final incluya sorpresa, es más o menos la de siempre: unos residuos radioactivos lanzados al mar acaban llegando a una costa, donde unos promotores intentan vender terrenos como el fruto de un gran complejo de turismo y ocio. Allí, la expedición de posibles compradores se verá atacada por un ejército de hormigas mutadas por dichos residuos...
Lo tópico de la historia, unido a unos efectos especiales efectivos pero pobres, hace que El imperio de las hormigas no sea una gran película. Pero Gordon, todo un experto en el cine fantástico de serie B, sabe imprimir ritmo al film, y la cinta se ve con agrado.
Apenas cinco años después, el hoy abogado Robert Hiltzik filmó Sleepaway camp, emitida por televisión digital como Campamento de verano. La película, en principio una exploitation de la muy exitosa Viernes 13 (la cual, a su vez, nació debido al también descomunal éxito de la inaugural La noche de Halloween de John Carpenter), habría pasado sin pena ni gloria si no fuera por su inolvidable final. Y es que la cinta cuenta con un argumento manido hasta decir basta (misteriosos asesinatos se suceden en un campamento de verano para niños y adolescentes), unos diálogos risibles y unas interpretaciones bastante pobres. Pero el desenlace, que nos cuidaremos mucho de desvelar aquí, es realmente impactante y sobrecogedor, tanto por la vuelta de tuerca en sí como por la forma de mostrarlo que efectúa un sorprendentemente afortunado Hiltzik... El cual prepara su regreso a la dirección en 2008 con Sleepaway Camp Reunion (¡la sexta cinta de la saga!). En fin, una película lamentable en casi todo su metraje, hasta concluir en un minuto brillante y aterrador como pocos.
Finalmente, hemos visto Isola, producción japonesa del año 2000 dirigida por Toshiyuki Mizutani. La cinta, que se aleja algo de las ya tópicas películas de terror asiáticas protagonizadas por fantasmas inquietantes, articula su historia alrededor del conflicto entre la protagonista, una voluntaria tras el desastre del terremoto de Kobe de 1995 que tiene la capacidad de leer las mentes, y Chihiro, una misteriosa joven que padece trastorno de personalidad múltiple: hasta trece personalidades conviven en su mente.
Una película, esta Isola, que sin ser nada del otro mundo se ve como agrado. Pero en esta ocasión mi recomendación va para Sleepaway camp, aunque sólo sea por ese malsano desenlace cargado de patetismo, tristeza y terror puro.
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