lunes, 20 de noviembre de 2006

La muerte no es el final

Dentro del terror, el subgénero protagonizado por zombies o muertos en vida puede tratarse, como cualquier otro, desde distintos puntos de vista. En el ámbito del cómic, no es lo mismo la seriedad con la que Robert Kirkman aborda el tema en la exitosa Los muertos vivientes que el desenfado exploit por el que opta Steve Niles a la hora de escribir Remains.



Igualmente, en el séptimo arte no puede compararse el clásico fundacional de George Romero La noche de los muertos vivientes con el jocoso Braindead de Peter Jackson; o la reciente Amanecer de los muertos de Zack Snyder con el homenaje a Douglas Sirk de la inédita Edmond o los muertos vivientes fanáticos del breakdance en el Thriller de Michael Jackson dirigido por John Landis.



Buena muestra de ello son dos películas que hemos visto recientemente: la primera es Undead (Los no muertos), cinta australiana dirigida por los hermanos Spierig, que opta por una visión humorística del tema, al más puro estilo de la mencionada Braindead (probablemente uno de los más grandes éxitos del cine de las antípodas).

Pero lo que hacía gracia en la cinta del hoy poderosísimo Peter Jackson ya no lo hace tanto en el film de los Spierig, que acaba siendo una amalgama de sinsentidos, sucesión de escenas sin pies ni cabeza, repleta de tópicos, interpretaciones ridículas y salidas de tono. Ni los fans más acérrimos del gore desatado encontrarán alicientes para disfrutar de ella.



En cambio, Robin Campillo toma un camino bien diferente: en Les revenants construye una fábula antropológica que parte de una premisa que de tan sencilla, es extraño que a nadie se le hubiera ocurrido antes: ¿qué pasaría si, simplemente, un día los que han muerto recientemente volvieran a la vida?

En esta película, más cercana a Ray Bradbury que a Stephen King, el espectador no encontrará carnaza de ningún tipo: los resucitados del título vuelven a la circulación sin muestras de degeneración física; regresan tal y como los recuerdan sus seres queridos.



Pero al final de la cinta, que más que pertenecer al género de terror parece ciencia ficción de ideas, y tras haber asistido a la convivencia de regresados y normales, Campillo demuestra la imposibilidad de luchar contra la naturaleza. La condición humana es tal como es, con sus ventajas y sus inconvenientes, incluyendo el gran inconveniente final: hagas lo que hagas, morirás.

2 comentarios:

  1. Anónimo1:11 p. m.

    la de undead si que era chunguilla, aunque recuerdo que empezaba bien...
    les revenants tiene buena pinta a ver si la pillo por algun lado.

    PD: si que esta bien el remake de las colinas tienen ojos!

    ResponderEliminar
  2. Hombre de poca fe, si ya se lo dije yo... ;-)

    ResponderEliminar