En su día, y sin ser nada del otro jueves, Flashback (El apartamento) supuso una pequeña sorpresa del cine francés del momento: protagonizada por la pareja en la vida real Vincent Cassel y Monica Bellucci, además de por Romane Bohringer, la cinta dirigida por Gilles Mimouni reflexionaba sobre el amor no correspondido y la añoranza por lo que no se tiene a través de un envoltorio de thriller psicológico.
Si se ha visto el original francés, su remake norteamericano Obsesión, Wicker Park en el original, carece de gracia alguna (a pesar de contar con Mimouni como productor ejecutivo) y su visionado llega a ser fatigoso. Josh Harnett no tiene ni de lejos el carisma de Cassel, y resulta obvio que Diane Kruger no es Monica Belluci. Sólo Rose Byrne -y Matthew Lilard, en el papel de su novio y mejor amigo del protagonista- salvan algo la situación.
La película, como el original, viene a poner de manifiesto aquello que Hannibal Lecter le recordaba a Clarice Starling en El silencio de los corderos: codiciamos lo que vemos, y anhelamos lo que no tenemos. Buen parte del cine norteamericano de las grandes productoras codician y anhelan las buenas historias del cine europeo; de ahí que realicen versiones con la esperanza de que el espectador se olvide del original y se quede con la copia. Lo peor es que lo consiguen en la mayoría de los casos.
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