lunes, 4 de septiembre de 2006

El fin del mundo tal y como lo conocemos (o no)

Resulta extraño ver recursos narrativos que inmediatamente relacionamos con unos personajes en boca de otros, pero hay que admitir que el tándem que dio a la Liga de la Justicia de DC Comics sus años más memorables (para bien y para mal, en un sentido y en otro, para seguidores y detractores) sigue funcionando en su traslado a la factoría Marvel.

Keith Giffen, J.M. De Matteis y el inigualable (por más que intenten imitarlo) Kevin Maguire han recuperado a los Defensores, uno de los grupos de Marvel claramente de segunda división (frente a los Vengadores, a los que más se parecen, o incluso los X-Men o los 4F) y le han aplicado la deconstrucción humorística que siempre relacionaremos con Guy Gardner o esa pareja de superhéroes, al más puro estilo Abbot & Costello, formada por Blue Beetle y Booster Gold.



De esta forma, los autores se lo pasan en grande perdiéndole todo el respeto a personajes hasta ahora tan respetados como el Dr. Extraño o tan temidos como Dormammu: aquí veremos a éste, uno de los personajes más poderosos del Universo Marvel y enemigo encarnizado de Stephen Extraño, peleándose como un niño con su hermana Umar.

La arrogancia de Namor también es objetivo de su punzante humor, si bien la mayor osadía radica en el tratamiento que le han dado a Estela Plateada, el heraldo de Galactus, y que me reservo muy mucho de desvelar aquí.



En cuanto a la historia... pues como era de esperar, no es nada del otro mundo. O sea, más de lo mismo. Como único aliciente, el poder asistir a la creación de una "Tierra de Dormammu" con versiones alternativas oscuras de los superhéroes que todos conocemos, como Spiderman o Daredevil... idea que, además, no se aprovecha todo lo que sería posible.

Pero la pareja de guionistas y Maguire no engañan a nadie: ya sabemos qué vamos a encontrarnos si leemos Les llamaban... Los Defensores. Ya es asunto nuestro entrar o no en el juego que nos proponen.

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