martes, 25 de julio de 2006

Guerra y paz

Durante el visionado de una película no siempre nos identificamos con los buenos de la historia. Es más, en algunas ocasiones sus artífices consiguen que el espectador tenga más interés por alguien a quien sin duda repudiarían en la vida real. Ya se sabe, la atracción por los tipos malos.

Así ocurre si comparamos dos de las películas que he tenido la oportunidad de ver últimamente. Si viendo Superman returns uno no puede evitar cierta desidia ante el destino de su protagonista (algo que sólo se remedia en la parte final de la cinta, precisamente a partir de que demuestra poder ser vulnerable), durante El señor de la guerra seguimos con mucho interés la carrera vital y profesional de un traficante de armas interpretado por Nicolas Cage.



La cinta, dirigida por Andrew Niccol (es posiblemente su mejor película, y eso que las anteriores Gattaca y S1mone no son nada despreciables), recupera la refrescante amoralidad de cintas como Trainspotting o, sobre todo, Uno de los nuestros, para relatar el auge y caída de este mercader de la muerte. De la cinta de Scorsese, también basada en hechos y personajes reales, recupera incluso el uso de la voz en off de su protagonista.

En cambio, el último hijo de Krypton nos recuerda demasiado, como la fría estructura de su Fortaleza de la Soledad, que tenemos delante de nosotros a un alienígena. Es algo que señala el propio Lex Luthor (Kevin Spacey) en una escena del film: le falta algo de... cómo decirlo... "humanidad".



En cambio, a Yuri Orlov, el traficante de El señor de la guerra, le sobra humanidad. Lamentablemente, sobre todo para las víctimas de su oficio.

1 comentario:

  1. Anónimo8:28 a. m.

    El superman returns se tenia que llamar superman repeats, que decepción mas grande de pelicula con toda clase de puntos para haber sido buena.
    El Señor de la guerra si que está bien de principio a fin.

    Rash

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