Abandonad toda esperanza

jueves, 25 de mayo de 2006

El juego de Tony Stark

Un caso curioso el de Ultimate Iron Man, la primera miniserie protagonizada por la versión ultimate del Hombre de Hierro de la Marvel, cinco números USA publicados aquí en dos cómics de grapa por Panini.

Digo curioso por la libertad que se le ha dado a Orson Scott Card a la hora de plantear novedades en el origen del personaje, cuando, no nos engañemos, una gran empresa como Marvel controla muy mucho lo que los creadores a sueldo hacen con sus personajes.



Card, uno de los novelistas de ciencia ficción más celebrados y premiados de las últimas décadas, arrima el ascua a su sardina planteano una revisión y puesta al día absolutamente radical de los orígenes de Tony Stark, a la vez que implican la relación entre los padres de aquel y su nacimiento en una trama cargada de conflictos económicos entre empresas high tech.

No desvelaré más de la historia, para no chafar ninguna sorpresa a los lectores potenciales; me limitaré a señalar el estupendo trabajo de Andy Kubert a los lápices (sustituido por Mark Bagley en las últimas páginas del último número)... a la vez que confieso estar ansioso por leer la segunda miniserie del personaje, dibujada por el español Pascual Ferry y guionizada de nuevo por Kubert... Lo cual, por lo visto en esta primera entrega, es ya una garantía de que veremos un trabajo, como poco, más interesante que la media de lo que se viene publicando últimamente.

Por cierto, confieso no sin cierto pudor no haber leído todavía nada de la narrativa de Card. Habrá que hacerse de una vez por todas con esa célebre El juego de Ender, idea que me ronda por la cabeza ya desde hace años...



Mientras tanto, le echaremos un vistazo a Hatrack River, su web oficial.

2 comentarios:

Humbert Humbert dijo...

pues yo acabo de terminar de leer EL JUEGO DE ENDER...y antes de terminarlo ya sabía q el autor iba a ser mormón o algo...demasiado religioso y demasiado friki

Álex Vidal dijo...

Fran, un consejo de amigo: píllate cualquier cosa de Martin y olvídate de Card. Que tiene más moralina que el Spielberg más diabético :)


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